La
educación para la vida necesita ser abordada desde los siguientes puntos de
vista:
a. Ontológico: Todo
escenario académico lleno de universalidad y diversidad, se debe manejar desde
una perspectiva holística, ya que está compuesta por docentes, estudiantes,
empleados, obreros, comunidad, cuyo papel de gestor y productor del
conocimiento para la vida, debe enmarcarse en la realidad circundante, con
factores emergentes que mueven a los miembros de un alma mater, para buscar
reflexiones y replanteamientos sociales que se adecuen a esos pensamientos
complejos que piden ser abordados sin un instrumento que reduzca su solución y
la aleje de la dinámica social, sino que más bien solicita que este mundo
transcienda hasta cambiar actitudes de vida, con carácter creativo,
autocrítico, proactivo y que rompa las barreras de un recinto universitario
para poder reconstruir sus pensum de estudios a lo que necesita la localidad,
el municipio, el estado, el país y por ende el mundo global.
b. Epistemológico: A
pesar que existen tres enfoques epistemológicos, tales como:
empírico-analítico (ciencias explicativas), fenomenológico-hermenéutico
(ciencias comprensivas interpretativas) y el enfoque crítico (ciencias
emancipadoras), estos escenarios académicos necesitan un enfoque interpretativo
y crítico, que pueda propiciar el dialogo de saberes continuo en las
instituciones de educación universitaria, incentivando el trabajo colaborativo
y cooperativo, con la finalidad de establecer redes de investigadores que
gracias a sus trabajos inter, multi y transdisciplinario puedan dar respuestas
cónsonas, con la realidad local, que es el punto de acción inicial de toda
universidad, para luego egresar profesionales críticos y con visión integral
que se adapten a este mundo complejo, capaces de ser productores y ejecutores
del conocimiento práctico.
c. Teleológico: La
pluralidad de pensamientos y creencias que yacen en instituciones educativas,
emerge la realidad del humanismo en el hombre actual, ya que sólo con la
cosmovisión de un mundo de fe, se puede activar el plano axiológico, para ver
la realidad intersubjetiva de cada quien, respetando en lo que cree, pero que
incentiva hacia un interés del colectivo, con miras a respetar el mundo que le
provee todo lo que necesita, siendo ecosocial, sensible a factores que buscan
destruirse a sí mismo, con tecnologías o inventos que promueven contaminación,
daño al medio ambiente, y patrón de antivalores que serán detonantes de la
teoría de la supervivencia.
d. Axiológico: En
los tiempos que vivimos dentro de una sociedad plural en culturas y creencias,
sólo el núcleo familiar y el papel preponderante de la educación forjará
hombres de bien con un patrón de valores, que haga respetar la existencia de la
humanidad, siendo responsable de su futuro pero tomando en cuenta que si el
conocimiento aplicado realza tecnologías destructivas al hombre tendrá la
responsabilidad de eliminar o desaparecer esa tecnología antes que su puesta en
práctica dañe al individuo y el entorno que lo rodea. Este punto de vista va de
la mano con el abordaje axiológico porque la fe y los valores dirigirán el uso
de inventos en pro o en contra de nuestra sociedad.
e. Praxiológico: A
pesar que algunos autores establece que comprende tres (3) dimensiones: el
análisis de los condicionamientos de las acciones; la crítica de los modos de
actuar desde el punto de vista de la eficiencia, la efectividad y la ética, y
las recomendaciones normativas para incrementar la eficiencia, se puede deducir
que este plano se vislumbra al momento que se da respuesta a los beneficiarios
de las universidades, es decir, la comunidad, cuando se logra resolver
problemas en forma integral, donde un factor que afecte a otro como especie de
paradigma sistémico sea abordado en su totalidad, con todas las interrelaciones
que esta implica, puesto que al solventar solo una parte de un problema comunal
o social inmediatamente las consecuencias se incrementan, por eso los problemas
se atacan globalmente, para evitar que un elemento del sistema paralice parte
de este.
f. Metodológico: Para
Morín (1996) las metodologías son guías a priori que programan las
investigaciones, considerando este fragmento se puede resumir que la mejor
forma de abordar la realidad educativa ávida de reflexión y transformación, debe
ser enfocada a una metodología interpretativa, que estudie el fenómeno sin
limitaciones de rigorosidad o reduccionismo que sólo tendrán un efecto a corto
plazo, que pueda involucrar a todos los afectados, que estudie la realidad
sentida y vivida de cada actor clave, que ellos mismos busquen las soluciones,
se pongan en un plano praxiológico pero por supuesto que se evalúen para
mejorar e incorporar factores dinámicos que afectan todas las instituciones
educativas del planeta.
En
conclusión, todo proceso educativo debe ser visto como un accionar para la
sociedad con un cambio de actitud ante la vida, que le urge convertirse en
protagonista, participante autocritico y reflexivo, con un plano de valores que
pueda incentivar el trabajo en equipo transdisciplinario, para poder entender
el pensamiento complejo de los actores y resolver problemas sociales con una
visión transformadora acorde a este siglo.
Fuente.
http://epistemologiadelagerenciavanzada.blogspot.com/2013/02/epistemologia-de-la-gerencia-ava
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